Nuestro mundo es la proyección de nuestra luces y nuestras sombras. Depende de nosotros manifestar un cielo o un infierno a nuestro alrededor. Mientras vibras y resuenas con la inseguridad y con lo «feo», te densificas y atraes circunstancias desagradables que le darán la razón a tu ego pero que en ningún caso te acercarán a la felicidad y a la paz que mereces.