Hay dos formas de vivir la vida. La primera, que te sumerge en la gris supervivencia, se basa en la resignación y en la repetición. La segunda te llena de ti, te renueva las alas y te empuja hacia tu propia evolución, pero esta opción solo está al alcance de los valientes. Si eres un valiente, si eres una de esas personas que se ha negado a someterse ante el miedo que ennegrece los días, sabrás de lo que hablo. En ningún caso tiene que ver con las circunstancias o con las herencias o con todo lo que nos ha podido contaminar a lo largo de nuestro pasado, solo tiene que ver con nosotros y con las decisiones que tomamos en cada momento.
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