El sexo es una de las energías más poderosas que tenemos a nuestra disposición y además es una de las formas más sencillas de gozar y sentir la fusión y la unidad. Probablemente por eso ha sido deformado por tantos manipuladores a lo largo de la historia, porque a algunos no les interesa que estemos en contacto con nosotros mismos, que nos descubramos y activemos nuestro auténtico poder, ese que solo puede ser manifiesto a través del gozo, la creatividad y el Amor. Actualmente, la mayoría de las personas, cargamos con herencias transgeneracionales de abusos, «castración» y vergüenzas que limitan nuestro placer y nuestros permisos, impidiéndonos disfrutar del sexo de una forma sana y natural. A esto se suma la vulgarización y la «cosificación» que está sufriendo esta energía sagrada, al convertirse en algo burdo e irreal que aumenta los conflictos que hemos heredados. Pero con consciencia podemos transformar los límites, los pesos y todo lo feo que ahora envuelve al sexo devolviéndole su luz natural.