La soberbia es esa ignorancia que padecemos a tal grado que nos impide reconocer que somos ignorantes.
Desde la soberbia me posiciono por encima de los demás, incluso de la vida; juzgo, pierdo la humildad, la compasión y la empatía y me pierdo lo que estoy recibiendo (que siempre es lo que necesito) mientras me entretengo en decirle a los demás cómo deberían ser y qué deberían hacer.
Son la necesidad de ser especial, de controlar y de salvar, aliadas con un ego mal educado, lo que nos empuja a la soberbia, sin advertirnos del riesgo de desconexión con nuestra alma que implica esta trampa.