Las personas se vuelven tóxicas al hacerse adictas a emociones, pensamientos y rutinas tóxicas. A falta de referentes sanos y de un compromiso con uno mismo, cualquier persona puede caer en esta inercia desde la que dejas de ser nutritivo para ti mismo y para los demás.
Si mantienes relaciones tóxicas deberías revisar tu propia toxicidad. No intentes cambiar al otro, no lo juzgues, no pretendas salvarlo, solo hazte cargo de ti y comprométete con tu propia felicidad.