Aunque todos necesitamos el dinero para vivir y es lícito percibir una retribución por nuestro trabajo, la vida o la forma de vivirla, cambia completamente cuando dejamos de trabajar por dinero.
Cuando trabajas por dinero tu mente y te energía se enfocan en lo que crees que te falta y en lo que tienes que conseguir y esto genera un estrés que te desconecta de la pasión, mientras te mueves desde el esfuerzo.
Lo natural es vivir la abundancia que no solo es un derecho divino, además es el resultado de hacer aquello que se nos da bien, aquello que nos apasiona y aquello con lo que estamos comprometidos.